Antes de que amaneciera, los cuatro hermanos mayas se encaminaban hacia el sitio de la labranza. Después de terminar sus labores, la rutina siguiente era cambiar las herramientas de agricultura por la bola de hule, los guantes y las rodilleras, luego se dirigían al campo de pelota. Ahí jugaban y jugaban hasta que el sol se acercaba al cénit, para ese entonces veían aparecer a su hermana Ixtot, llevando un cesto lleno de comidas riquísimas elaboradas por ella misma. Los hermanos corrían a los vestidores, se duchaban y cambiaban de ropa, luego debajo de un árbol de ceiba saboreaban las tortillas con carne de pavo, los ticucos de chipilín, el pescado con chilmol, el chocolate con vainilla, las galletas de amaranto, y en fin, gran variedad de viandas que Ixtot preparaba para ellos.
En el bosque aledaño, unos ojos atisbaban al grupo, era el Genio del Bosque (Saqi K'oxol), que siempre los visitaba, los hermanos lo sabían porque cuando la pelota se les escapaba al monte, el rápidamente se las regresaba, al finalizar de comer siempre le dejaban algo de alimento sobre el fuego.
Cierto día que Ixtot recorría el sendero hacia el campo de pelota se tropezó con el Genio del Bosque. Él la vio directamente a sus ojos, pero de inmediato bajo la cabeza como abochornado, pero más impresionado por la belleza de aquella doncella. A la mañana siguiente sus parientes vieron como el Genio del Bosque bajaba a la ciudad bien acicalado y perfumado. Había caído por completo en un amor imposible por Ixtot.
La fama de los hermanos en sus destrezas en el juego de pelota ya era conocida por todas las ciudades mayas, un día llegaron emisarios de Nueva Xibalbá retando a un duelo entre las ciudades. Los Señores del Consejo se reunieron y aceptaron.
Así sucedió en efecto, un día por la tarde los equipos de Copantl y el país visitante estaban frente a frente. Las graderías estaban llenas, los de Xibalbá habían traído gran cantidad de gente que gritaban animando su equipo. El juego comenzó, la pelota entraba por el aro una y otra vez con tantos iguales para ambas partes. No obstante, los foráneos hacían jugadas cada vez más bruscas, en una de ellas en que Ahpu, el mayor de los hermanos, buscaba introducir la pelota en el aro, un rival lo empujó alevosamente tumbándolo al suelo rompiédose la rodilla con la caída, inhabilitándolo a continuar el partido.
El encuentro se suspendió, era necesario reemplazar al jugador lesionado. Ixtot, con un silbato llamó al Genio del Bosque quien se presentó ante ella y atendiendo sus instrucciones se colocó una máscara, cambió su ropaje y se puso los guantes y rodilleras, listo para reemplazar al hermano de la doncella.
Ambos equipos decidieron continuar el juego. Todo varió para bien de los anfitriones, la magia y habilidad del Genio eran insuperables para los visitantes, de nada les sirvió sus tretas. La pelota entró por el aro una y otra vez a favor de Copantl hasta derrotar por amplio marcador a los visitantes.
Los rivales se fueron desconsolados de vuelta a su ciudad pero algunos de ellos llevaban un gran rencor en sus corazones y decidieron vengarse. Fingiendo que se iban se quedaron rondando cerca de los matorrales y cuando la noche era profunda entraron a los aposentos del Genio del Bosque para matarlo ahorcándolo con un bejuco en un árbol de encino.
Al darse cuenta de lo sucedido, Ixtot se dirigió a su velatorio. Saqi K'oxol yacía tendido en una cama hecha de ramas y hojas de todos los árboles de la selva. De pronto, un enorme halcón surgió y comenzó a volar en círculos alrededor de la multitud, era Voc, el mensajero del Corazón del Cielo, qué es el mismo Dios. El ave se desplazó directamente a Ixtot y le dijo algo en su oído. La princesa fue hacia el Genio del Bosque, acercó a su nariz un perfume que ella traía consigo mientras a la vez susurraba un conjuro, luego le dio un beso en la frente. El cuerpo del extinto perdió su rigidez, sus mejillas se sonrojaron, luego abrió los ojos y su rostro tomó forma humana. Un prodigio divino se había cumplido.
Días después la criatura del bosque ya convertida en hombre, se comprometió con Ixtot y se casó con ella en solemne boda, teniendo innumerables descendientes cuya virtud esencial es, aún hoy, proteger el bosque y a los animales que en el viven.